
Se trata de una construcción neoclásica, puerta de acceso al Berlín de la época, que recuerda a los propileos de la Acrópolis de Atenas.
Sufrió graves daños durante la II Guerra Mundial. Con la construcción del Muro de Berlín, quedó en tierra de nadie. Hoy, cuidadosamente restaurada, ha vuelto a ser el símbolo de Berlín y una visita ineludible para los que viajan a la capital alemana.

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